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Nairobi, Kenia – El Ejército del Reino Unido ha prometido medidas contundentes tras una investigación interna que revela que soldados británicos destacados en un centro de entrenamiento en Kenia continúan contratando a trabajadoras sexuales y se han visto implicados en casos de violación y otros abusos sexuales.
El estudio, encargado por el propio Ejército británico el año pasado, se llevó a cabo tras denuncias de que militares de la Unidad de Entrenamiento del Ejército Británico en Kenia (BATUK) —ubicada cerca de Nanyuki, a unos 200 km al norte de Nairobi— seguían recurriendo a la prostitución, pese a una prohibición vigente desde 2022 que busca erradicar la explotación sexual en las fuerzas armadas.
En 2022, el Ministerio de Defensa del Reino Unido prohibió “toda actividad sexual que implique abuso de poder, incluida la compra de sexo en el extranjero”. Sin embargo, el informe divulgado esta semana señala que el sexo transaccional persiste en Kenia “a un nivel bajo o moderado”.
“No hay lugar para la explotación ni el abuso sexual por parte de miembros del ejército británico”, declaró Roly Walker, jefe del Estado Mayor del Reino Unido y responsable de encargar la investigación. “No debería ocurrir en absoluto”.
La auditoría interna analizó el periodo entre octubre de 2022 y marzo de 2025, tiempo en el que 7.666 efectivos sirvieron en Kenia. En ese lapso se identificaron 35 casos sospechosos de sexo transaccional, de los cuales 26 ocurrieron antes de la prohibición y 9 después de su entrada en vigor en noviembre de 2022.
Entre las acciones anunciadas por el Ejército británico para erradicar estas prácticas figuran:
En junio, un soldado de la BATUK fue repatriado al Reino Unido tras ser acusado de violar a una mujer en Kenia. El Ministerio de Defensa confirmó que un militar fue detenido y está siendo investigado, aunque no ofreció más detalles.
Desde hace años, organizaciones de derechos humanos denuncian el comportamiento abusivo de ciertas tropas británicas hacia la población de Nanyuki. El caso más grave se remonta a 2012, cuando Agnes Wanjiru, de 21 años, fue vista por última vez saliendo de un bar frecuentado por soldados británicos. Su cuerpo apareció en una fosa séptica cercana al campo de entrenamiento. Una investigación de 2019 concluyó que fue asesinada por militares del Reino Unido, aunque hasta hoy no se ha imputado a ningún responsable.
Escrito por Veronica Gómez
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