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Ambos hermanos, uno de sangre y el otro adoptado, han sido condenados a prisión en distintas ciudades —Bérgamo y Brescia— por dos asesinatos perpetrados con apenas dos meses de intervalo.
Una familia de Bérgamo (Italia), en apariencia común, se ve envuelta en una doble tragedia que ha sacudido a la sociedad italiana. Dos hermaos —uno biológico y el otro adoptivo— han terminado entre rejas por dos asesinatos cometidos con apenas dos meses de diferencia. La historia de Jacopo y Carmine De Simone parece sacada de un thriller policial, pero es completamente real: dos vidas paralelas marcadas por la violencia, la exclusión social y una espiral delictiva que ni el entorno familiar ni los servicios públicos lograron detener. Mientras sus padres ejercen como empleados del tribunal de Bérgamo, sus hijos cruzaban el límite entre la ley y el crimen más grave: el homicidio.
Jacopo, 18 años, acusado de homicidio tras una riña entre aficionados.
El caso más reciente es el de Jacopo De Simone, un joven de apenas 18 años detenido la madrugada del pasado domingo por el presunto asesinato de Riccardo Claris, de 26 años, tras una pelea entre seguidores del Atalanta y del Inter. El enfrentamiento estalló en plena vía pública en Bérgamo y terminó con Claris fatalmente apuñalado. Cuando los carabinieri llegaron al domicilio de Jacopo, este los recibió aún con la ropa ensangrentada y sin haberse cambiado ni limpiado.
Según sus primeras declaraciones, el joven aseguró que actuó en defensa de su otro hermano —el tercero de la familia, no vinculado con los delitos—, quien supuestamente estaba siendo agredido por un grupo de ultras del Atalanta. Afirmó que subió a casa a buscar un cuchillo para protegerlo, aunque esta versión está siendo evaluada por las autoridades, que no descartan otras motivaciones o una participación más activa en el ataque. Actualmente, Jacopo permanece en el centro penitenciario de Brescia, mientras se recopilan pruebas y declaraciones para determinar su grado de responsabilidad en la muerte de Claris.
Carmine, 25 años: tatuajes, drogas y un asesinato por apenas 50 euros
Dos meses antes, el 9 de marzo, el hermano adoptivo de Jacopo, Carmine Francesco De Simone, de 25 años, confesó haber matado a Luciano Muttoni, de 57 años, durante un intento de robo en la localidad de Valbrembo. La víctima, antiguo arrendador de Carmine, fue atacada tras ser señalado por este como posible poseedor de una suma de dinero escondida en su vivienda. Carmine llevó a cabo el asalto junto a Mario Vetere, también adoptado, con antecedentes penales y conocido en entornos de rehabilitación.
Ambos entraron en el domicilio encapuchados, bajo los efectos de la cocaína y armados con una pistola simulada. Golpearon brutalmente a Muttoni en la cabeza antes de huir con un botín irrisorio: apenas 50 euros y un viejo Volkswagen Golf. Las cámaras de seguridad captaron su huida y, al día siguiente, un control rutinario de la policía condujo al arresto de Carmine, quien terminó confesando el crimen. Actualmente se encuentra en prisión provisional en Bérgamo. Su historial incluye robos, tráfico de estupefacientes y agresiones a agentes de la autoridad. Su rostro, marcado por tatuajes como un Kalashnikov, un rayo, una mariposa y la palabra Blessed (“Bendecido”), refleja una vida llena de contradicciones, heridas internas y un pasado cargado de violencia.
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Escrito por Veronica Gómez
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