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Arde Bogotá se conecta con su audiencia en su recital de cierre de gira en el WiZink Center de Madrid.

today16 de diciembre de 2024 48

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Arde Bogotá se conecta con su audiencia en su recital de cierre de gira en el WiZink Center de Madrid.

Arde Bogotá concluye su gira Cowboys de la A3 en Madrid con un show en el que el WiZink Center no solo es un espacio abarrotado con unas 15.000 personas, sino también un lugar de encuentro donde la energía y la música conectan a la banda y a su público de forma literal y simbólica.

Arde bogotá

Coordenadas 571-/9A. Con Exoplaneta, los miembros de Arde Bogotá se colocan en un entorno idílico y de fantasía donde los problemas del pasado pueden encontrar solución. Un lugar que bien podría ser el WiZink Center de Madrid en la noche del 13 de diciembre, cuando el grupo de Cartagena dice adiós a su gira Cowboys de la A3 en la capital española antes de sus últimos conciertos en Barcelona el 27 y 28 de diciembre.

Antonio García (voz y guitarra), Dani Sánchez (guitarra), Pepe Esteban (bajo) y José Ángel Mercader (batería y percusión) llegan puntuales a un escenario transformado en gasolinera. Este espacio se enfrenta a unas 15.000 personas que agotaron las entradas para el show en solo siete horas, más de un año antes.

Veneno da inicio al concierto y marca lo que sucederá con las siguientes canciones: la mayoría del público en las gradas está de pie, extendiendo la pista más allá de la planta cero. Saltando, gritando y aplaudiendo, todos los presentes en el WiZink disfrutan de un concierto histórico para Arde Bogotá, una banda pequeña que ha crecido enormemente en solo siete años.

Tras Abajo, el vocalista de la banda saluda: “Buenas noches a todos. Es un absoluto placer, un privilegio y un sueño estar en este escenario y teneros a todos y todas aquí. Muchísimas gracias por venir. Bienvenidos a nuestro viaje, por la carretera, por lo imposible. Bienvenidos al sueño de cuatro chicos que se convirtió en el sueño de casi cien, y esperamos que sea el de muchos más”.

Y después de preguntar si el público “quiere rock and roll”, Arde Bogotá interpreta Quiero casarme contigo, para luego suavizar un poco el ritmo con Nuestros pecados. Pero la tormenta está lejos de calmarse, y pronto regresa con fuerza con Qué vida tan dura, un himno que el público corea con fervor en un emocionante desahogo colectivo, donde los asistentes se abrazan o se cantan mutuamente la canción.

“Somos los mismos chavales que estábamos en un polígono de Cartagena hace no tanto, soñando con esto”, expresa Antonio García antes de dar paso a El beso con su irónico estribillo: “Y es precisamente ahora / Que nadie nos mira / Bésame en la boca / Ahora que nadie nos mira”. Antonio canta con intensidad mientras las pantallas a los lados del escenario proyectan una escena de dos miembros del público besándose en un largo travelling circular.

A esta le siguen más canciones llenas de potencia: Tijeras, Sin vergüenza, Flores de venganza, Big Bang, Clávame tus palabras o una de las más especiales de la noche, Exoplaneta. Durante el inicio del tema, todo el recinto levanta carteles con las coordenadas escritas que menciona Arde Bogotá en la canción: “571-/9A”. Estos carteles, distribuidos por iniciativa de los Arde Bogofans, se transforman luego en luces y en un gesto de cariño que el público le devuelve a la banda con una versión “pequeña e íntima” de la canción.

Y la noche sigue, con una luna roja iluminando el escenario mientras se viven en primera persona Te van a hacer cambiar, La Torre Picasso o Cowboys de la A3. “Gracias por agotar de forma ilógica las entradas. Por querernos, por apoyarnos, por formar parte en el presente de esta cosa extraña que llamamos Arde Bogotá. Muchísimas gracias a todos por hacer posible lo que llamamos el pifostio”, dice Antonio García. “Ha sido una aventura maravillosa; está siéndolo. Sobrecoge un poco enfrentarse a algo así, y quería compartir dos detalles. Primero: somos los mismos chavales que estábamos en un polígono de Cartagena hace no tanto y soñando con esto. El segundo es la diferencia entre nosotros y aquellos chavales, cuyas ilusiones se convirtieron en realidad. Se convirtieron en gente bailando y cantando con otros”.

Tras estas emotivas palabras, el vocalista presenta su particular regalo al público del WiZink Center para agradecerles el apoyo y “devolver el cariño”. La banda trae un conjunto de cuerdas para llevar sus canciones a otro nivel. Es lo que ocurre con Escorpio y Sagitario o Virtud y castigo, esa canción que los fans de Arde Bogotá hacen suya, cantando por su cuenta: “Woh-oh-oh-oh-oh-oh”…

Así, el recinto, que permanece mayoritariamente de pie, sigue disfrutando con Copilotos, Flor de la Mancha o La salvación, el himno por excelencia de la banda dedicado “a los amigos que nos ven desde el otro lado de la luna”. Después, Arde Bogotá y el grupo de cuerdas abandonan el escenario en el típico teatrillo de “se-acaba-no-se-acaba”.

Por supuesto, no se acabó, y los cuatro miembros de la banda regresan al escenario solos para interpretar la última y más vibrante parte del concierto con Los perros, Antiaéreo y Cariño. “Bailad como poseídos”, invita Antonio García, quien con esta última canción decide sorprender al público y bajar a la pista para fusionarse literalmente con su gente.

Escrito por Veronica Gómez

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