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Nació en Logroño y su nombre real es Elena Tejada, pero durante ocho años —desde los 22— dejó atrás su vida habitual y adoptó una nueva identidad para infiltrarse en ETA. Gracias a su labor, la Policía Nacional pudo obtener información crucial sobre la organización militar, lo que permitió desmantelar el comando Donosti. La directora Arantxa Echevarría ha logrado transformar su relato en una de las cintas más queridas de los Premios Goya, y su protagonista, Carolina Yuste, ha conseguido con este rol el segundo Goya de su carrera.
Pocas historias vinculadas con el pasado reciente de nuestro país han tenido tanto impacto como la de Aránzazu Berradre Marín, el alias de la riojana Elena Tejada, la agente de la Policía Nacional que se infiltró en la organización terrorista ETA y cuya historia ha sido llevada al cine por Arantxa Echevarría en La Infiltrada. La película, la segunda más exitosa de 2024, le ha otorgado a su protagonista, Carolina Yuste, el Premio Goya a Mejor Actriz, el segundo de su carrera.
Elena Tejada era agente de la Policía Nacional cuando, a los 22 años, abandonó su vida y a su familia para adoptar una nueva identidad y asumir una de las misiones de seguridad interna más relevantes de aquellos años. Su atractivo, desinhibición y carácter fueron determinantes para ganarse la confianza de los miembros de esa organización de extrema izquierda, responsable de más de 850 muertes, viviendo y operando entre ellos durante ocho años. Su valentía y firmeza fueron esenciales para obtener información crucial que permitió a las fuerzas de seguridad desmantelar el comando Donosti, prevenir futuros atentados y revelar los ‘secretos’ que escondía la tregua anunciada por el grupo terrorista en septiembre de 1998, que concluyó apenas 14 meses después.
La historia de Elena Tejada.
“Todo lo que se ve en la película es real, aunque hay algunos detalles que están dramatizados, como la escena del encuentro entre Txapote y Aránzazu”, comentaba Echevarría sobre el guion de la película, que fue escrito a partir de los informes encargados por la productora a Pablo Muñoz, periodista de la sección de Interior en ABC.
No lograron localizar a la protagonista, aunque para Echevarría ella era la pieza clave del rompecabezas, pero sí consiguieron contactar y conocer al comisario controlador, Ángel en el filme, interpretado por Luis Tosar. De este modo, accedieron al relato del operativo policial. “Ha sido una de las personas que más nos ha brindado su apoyo”, aseguraba la directora.
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Fue Ángel, quien ya había desempeñado labores de captación agentes en organizaciones terroristas, el que propuso a su superior introducir a un policía en ETA y seleccionó a cinco agentes que reunían “habilidades y estaban preparados tanto física como psicológicamente”, según relató el propio controlador en el programa Más de uno de Onda Cero.
Los cinco se adentraron en los círculos abertzales de San Sebastián “para integrarse con el ambiente”, pero la única que lo consiguió fue la protagonista de La Infiltrada. “Es una presión enorme. Es muy hostil. Cuando entras en el casco antiguo de San Sebastián, eres un extranjero en esas calles. En las otras zonas eres bien recibido y disfrutas de las tapas, pero había dos o tres calles en las que solo estaban aquellos vinculados a ETA, y era muy difícil entrar”, compartía en los micrófonos de Onda Cero.
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“Lo peor de toda esta operación fue el primer año que estuvo allí, porque estuvo sola, nadie le hablaba, le hicieron un apartheid”, afirmaba Ángel. Sin embargo, poco a poco fue ganándose la confianza de los etarras, naciendo la amistad, y tras siete años “consiguió lo que nadie ha logrado, infiltrarse en ETA, aunque realmente no fue ella quien se infiltró en ETA, sino que fue ETA quien la reclutó”.
En paradero desconocido
Elena Tejada logró convivir en un piso seguro de San Sebastián con dos de los principales líderes de ETA, Kepa Echevarría y Sergio Polo, y durante años fue su chófer, siempre vigilada de cerca por la Policía Nacional, llegando a estar a punto de ser descubierta en varias ocasiones.
Su excelente labor culminó con la captura de los dos terroristas en marzo de 1999, cuando se preparaban para escapar a Francia. Kepa Echevarría Sagarzazu fue condenado a dos penas de prisión por pertenencia a banda armada y por el intento de asesinato de un funcionario de la prisión donostiarra de Martutene en 1997. Sergio Polo recibió una condena de 287 años de prisión por cuatro atentados, con tres víctimas mortales.
Después de los arrestos, Tejada tuvo que desaparecer, pues se convirtió en un claro objetivo de la banda, que difundió su foto y la de sus padres por todo el País Vasco y Logroño, su ciudad natal. Desde entonces se desconoce su paradero y solo se sabe que tiene una familia y trabaja en una embajada. “Sabemos que leyó el guion y no dio ningún juicio al respecto. Ella sigue en activo, pero en otro país. Supongo que habrá querido dejar todo esto atrás”, confirmó Carolina Yuste durante una entrevista en El Hormiguero.
Escrito por Veronica Gómez
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